REPORTAJE PARA LA REVISTA MOTOCICLISMO (SALIDA DE CORDOBA)
Publicado: 08 Mar 2016, 20:40
REUNION DEL CLUB BMW TOURING EN CORDOBA
El Club BMW Touring de España celebró en Córdoba la primera salida de este año, durante el fin de semana del 26 al 28 de Febrero. Como es habitual, el organizador y guía fue uno de los socios residentes en la zona, lo que garantiza las mejores rutas y actividades, probablemente nuevas para los visitantes.
El hotel Córdoba Center alojó a los socios procedentes de otras ciudades y fue el punto de salida de las 84 motos que participaron en la visita cultural a La Mezquita, excursión, cenas, sorteo y gala del sábado.
El pronóstico del tiempo anunciaba lluvias y para disfrutar el viaje a Córdoba, Julie y yo salimos de Madrid un día antes, el jueves a las 13:00.
Como siempre, evitando la autopista, fuímos vía Toledo, Ciudad Real, Puertollano y Montoro. El poco tráfico, el día soleado y seco y los magníficos paisajes, hicieron que el viaje fuese muy agradable.
Aunque lo he recorrido varias veces, el tramo Ciudad Real–Montoro, con el Valle de Alcudia, Valle de Los Pedroches, el Parque Natural de las Sierra de Cardeña y Montoro y la gloriosa entrada en Andalucía por Sierra Morena, sigue entusiasmándome como la primera vez, siendo uno de los alicientes de este viaje.
A las 18:00, contentos y secos, llegamos al hotel y una hora después andábamos por las bonitas y animadas calles cordobesas.
El viernes llegó la mayoría de participantes y el garaje del hotel se llenó de motos procedentes de ciudades próximas y lejanas, repartidas por la geografía nacional.
Al anochecer, en grupo, andamos hacia La Mezquita, pasando por las estrechas calles del centro viejo y la Judería.
A las 20:00, con guía oficial y limitado a 100 personas de nuestro club, visitamos el interior de La Mezquita, donde nos proyectaron un magnífico documental sobre sus orígenes y rica historia.
Como es habitual en estas reuniones del Club BMW Touring, la faceta gastronómica nunca se descuida y junto a La Mezquita nos esperaba el Restaurante Bandolero, en cuyas mesas tomamos asiento las casi 200 personas de nuestra expedición motera. Ni que decir tiene que la cena fue opípara, con viandas y bebidas abundantes y exquisitas.
El sábado amaneció seminublado, con enormes nubes blancas tratando de ocultar el cielo azul. Por suerte, no llovía ni hacía demasiado frío y la excursión de 192 km por Sierra Morena hacia Pozoblanco, prometía ser muy agradable.
A las 9:00, la caravana salió del hotel, guiados por un coche de la Policía Municipal, que nos llevó hasta el límite urbano. A los pocos kilómetros, nuestro guía supo que había hielo en la ruta que íbamos a seguir y la caravana de 84 motos se detuvo para trazar un recorrido alternativo.
Zigzagueando por carreteras rústicas muy bonitas y pistas sin asfaltar, entre olivares y encinas, visitamos el Monasterio de Pedrique, museo y taller del pintor y escultor cordobés Aurelio Teno.
Por una pista muy panorámica, regresamos al asfalto y nos dirigimos hacia la Finca Rozas Viejas, donde están las dehesas de toros bravos de la ganadería Jaralta. El acceso final a esta finca es, también, otra divertida pista por la que las motos saltaban y traqueteaban alegremente, deseosas de llegar adonde nos esperaban los toros bravos, las vaquillas traviesas, clases gratis de toreo, un jamón ibérico intacto, quesos, pan, vino y cerveza.
En el tentadero de la finca, el diestro Javier Moreno Lagartijo y su cuadrilla, nos dieron unas clases prácticas de toreo, con vaquillas muy ágiles y malhumoradas. Tras la clase de tauromaquia, Lagartijo puso su capote a disposición de los más valientes del Club BMW y sucedió algo curioso: sólo uno de nosotros lo cogió...la compañera de un socio.
Ninguno de los varones aceptó la invitación. Debe ser que la vaquilla era poca cosa para nosotros, curtidos en tantos lances. Seguro que si hubiera sido un toro bravo, como Dios manda, nos habríamos peleado por demostrar nuestro porte y gallardía.
Julie, asombrada del vigor y agresividad de las vaquillas, decía que prefería nadar entre tiburones blancos, antes que jugarse la vida con tales cornúpetas.
Por mi parte, lo que me impidió salir al ruedo es que en el centro del mismo había un charco enorme y profundo de barro y agua fría. Más que morir corneado con las botas puestas, lo que me preocupaba es que la vaquilla me pegara un revolcón en el charco, me ensuciara la ropa motera y tuviera que regresar a Córdoba, empapado de agua, sucio de barro y tiritando de frío.
Volviendo a la valerosa novillera: con paso firme, confiada, mirada altiva y sin vacilar, entró en el ruedo. Cuando la vaquilla la vió, salió disparada hacia ella y la embistió sin andarse con rodeos. La valiente torera se puso de pie, cogió el capote y la vaca sanguinaria regresó como un cohete y, sin misericordia, nuevo revolcón, con saña y encono.
Tras sacudirse el barro y ajustarse el traje torero, perdón, motero, nuestra brava mataora, capote en mano, llamó a la vaquilla asesina, la que sin hacerse de rogar, galopó como una centella y embistió a la audaz diestra con tal furia, que Lagartijo y su cuadrilla tuvieron que intervenir para librarla de los afilados pitones en los que su mono estaba enganchado. Afortunadamente, la indomable novillera sobrevivió los furiosos embites con huesos, costillas y arterias intactas. Si hubo moratones, sólo ella los vió al llegar al hotel, pues quedaron ocultos bajo varias capas de ropa motera invernal, que quizá le salvaron la vida. Como dijo aquel famoso matador: “Más cornás dá el frío”…
Tras la capea, tapas, bebidas, risas y sustos, salimos hacia la plaza de toros de Pozoblanco. Con las motos, entramos directamente al ruedo y allí las aparcamos. Gloriosa estampa ver tantas motos alineadas en la arena, como esperando la alternativa taurina.
El almuerzo estaba servido en mesas instaladas debajo de los tendidos. Tras el suculento ágape, nos enseñaron las dependencias de la plaza, museo, corrales, enfermería y capilla, mientras nos narraban hechos relevantes acaecidos en ella, siendo el más importante la cornada que mató a Francisco Ribera “Paquirri” el 26 de Septiembre 1984.
A las 18:00, nevando, con orejas, pero sin rabos, las 6 últimas motos salimos por la puerta grande del ruedo de la famosa plaza de toros de Pozoblanco, hacia el hotel en Córdoba. Soplaba el viento, nevaba y la visibilidad era reducida. Conduciendo con precaución, llegamos al Hotel Córdoba Center a las 19:45.
A las 22:00 del sábado, la cena de gala reglamentaria, con un menú que en nada envidiaba al de una bacanal romana. Después de los postres, el tradicional y divertido sorteo de cascos, ropa, antirrobos y artículos moteros, donados por BMW y sus concesionarios. Luego, para los más jóvenes y marchosos, música, baile y jolgorio, hasta las tantas de la madrugada.
El domingo por la mañana, desayuno en el hotel, abrazos, despedidas y regreso a Madrid, por la misma carretera que seguimos al venir.
Nuevamente, el tiempo era soleado y los paisajes tan espectaculares como siempre. Durante el viaje, por los intercomunicadores del casco, Julie y yo rememoramos las experiencias compartidas con nuestros amigos del Club BMW Touring de España, nuestro bonito país.
Texto: Fausto García
Fotos: Julie Ann Dyer y Fausto García
El Club BMW Touring de España celebró en Córdoba la primera salida de este año, durante el fin de semana del 26 al 28 de Febrero. Como es habitual, el organizador y guía fue uno de los socios residentes en la zona, lo que garantiza las mejores rutas y actividades, probablemente nuevas para los visitantes.
El hotel Córdoba Center alojó a los socios procedentes de otras ciudades y fue el punto de salida de las 84 motos que participaron en la visita cultural a La Mezquita, excursión, cenas, sorteo y gala del sábado.
El pronóstico del tiempo anunciaba lluvias y para disfrutar el viaje a Córdoba, Julie y yo salimos de Madrid un día antes, el jueves a las 13:00.
Como siempre, evitando la autopista, fuímos vía Toledo, Ciudad Real, Puertollano y Montoro. El poco tráfico, el día soleado y seco y los magníficos paisajes, hicieron que el viaje fuese muy agradable.
Aunque lo he recorrido varias veces, el tramo Ciudad Real–Montoro, con el Valle de Alcudia, Valle de Los Pedroches, el Parque Natural de las Sierra de Cardeña y Montoro y la gloriosa entrada en Andalucía por Sierra Morena, sigue entusiasmándome como la primera vez, siendo uno de los alicientes de este viaje.
A las 18:00, contentos y secos, llegamos al hotel y una hora después andábamos por las bonitas y animadas calles cordobesas.
El viernes llegó la mayoría de participantes y el garaje del hotel se llenó de motos procedentes de ciudades próximas y lejanas, repartidas por la geografía nacional.
Al anochecer, en grupo, andamos hacia La Mezquita, pasando por las estrechas calles del centro viejo y la Judería.
A las 20:00, con guía oficial y limitado a 100 personas de nuestro club, visitamos el interior de La Mezquita, donde nos proyectaron un magnífico documental sobre sus orígenes y rica historia.
Como es habitual en estas reuniones del Club BMW Touring, la faceta gastronómica nunca se descuida y junto a La Mezquita nos esperaba el Restaurante Bandolero, en cuyas mesas tomamos asiento las casi 200 personas de nuestra expedición motera. Ni que decir tiene que la cena fue opípara, con viandas y bebidas abundantes y exquisitas.
El sábado amaneció seminublado, con enormes nubes blancas tratando de ocultar el cielo azul. Por suerte, no llovía ni hacía demasiado frío y la excursión de 192 km por Sierra Morena hacia Pozoblanco, prometía ser muy agradable.
A las 9:00, la caravana salió del hotel, guiados por un coche de la Policía Municipal, que nos llevó hasta el límite urbano. A los pocos kilómetros, nuestro guía supo que había hielo en la ruta que íbamos a seguir y la caravana de 84 motos se detuvo para trazar un recorrido alternativo.
Zigzagueando por carreteras rústicas muy bonitas y pistas sin asfaltar, entre olivares y encinas, visitamos el Monasterio de Pedrique, museo y taller del pintor y escultor cordobés Aurelio Teno.
Por una pista muy panorámica, regresamos al asfalto y nos dirigimos hacia la Finca Rozas Viejas, donde están las dehesas de toros bravos de la ganadería Jaralta. El acceso final a esta finca es, también, otra divertida pista por la que las motos saltaban y traqueteaban alegremente, deseosas de llegar adonde nos esperaban los toros bravos, las vaquillas traviesas, clases gratis de toreo, un jamón ibérico intacto, quesos, pan, vino y cerveza.
En el tentadero de la finca, el diestro Javier Moreno Lagartijo y su cuadrilla, nos dieron unas clases prácticas de toreo, con vaquillas muy ágiles y malhumoradas. Tras la clase de tauromaquia, Lagartijo puso su capote a disposición de los más valientes del Club BMW y sucedió algo curioso: sólo uno de nosotros lo cogió...la compañera de un socio.
Ninguno de los varones aceptó la invitación. Debe ser que la vaquilla era poca cosa para nosotros, curtidos en tantos lances. Seguro que si hubiera sido un toro bravo, como Dios manda, nos habríamos peleado por demostrar nuestro porte y gallardía.
Julie, asombrada del vigor y agresividad de las vaquillas, decía que prefería nadar entre tiburones blancos, antes que jugarse la vida con tales cornúpetas.
Por mi parte, lo que me impidió salir al ruedo es que en el centro del mismo había un charco enorme y profundo de barro y agua fría. Más que morir corneado con las botas puestas, lo que me preocupaba es que la vaquilla me pegara un revolcón en el charco, me ensuciara la ropa motera y tuviera que regresar a Córdoba, empapado de agua, sucio de barro y tiritando de frío.
Volviendo a la valerosa novillera: con paso firme, confiada, mirada altiva y sin vacilar, entró en el ruedo. Cuando la vaquilla la vió, salió disparada hacia ella y la embistió sin andarse con rodeos. La valiente torera se puso de pie, cogió el capote y la vaca sanguinaria regresó como un cohete y, sin misericordia, nuevo revolcón, con saña y encono.
Tras sacudirse el barro y ajustarse el traje torero, perdón, motero, nuestra brava mataora, capote en mano, llamó a la vaquilla asesina, la que sin hacerse de rogar, galopó como una centella y embistió a la audaz diestra con tal furia, que Lagartijo y su cuadrilla tuvieron que intervenir para librarla de los afilados pitones en los que su mono estaba enganchado. Afortunadamente, la indomable novillera sobrevivió los furiosos embites con huesos, costillas y arterias intactas. Si hubo moratones, sólo ella los vió al llegar al hotel, pues quedaron ocultos bajo varias capas de ropa motera invernal, que quizá le salvaron la vida. Como dijo aquel famoso matador: “Más cornás dá el frío”…
Tras la capea, tapas, bebidas, risas y sustos, salimos hacia la plaza de toros de Pozoblanco. Con las motos, entramos directamente al ruedo y allí las aparcamos. Gloriosa estampa ver tantas motos alineadas en la arena, como esperando la alternativa taurina.
El almuerzo estaba servido en mesas instaladas debajo de los tendidos. Tras el suculento ágape, nos enseñaron las dependencias de la plaza, museo, corrales, enfermería y capilla, mientras nos narraban hechos relevantes acaecidos en ella, siendo el más importante la cornada que mató a Francisco Ribera “Paquirri” el 26 de Septiembre 1984.
A las 18:00, nevando, con orejas, pero sin rabos, las 6 últimas motos salimos por la puerta grande del ruedo de la famosa plaza de toros de Pozoblanco, hacia el hotel en Córdoba. Soplaba el viento, nevaba y la visibilidad era reducida. Conduciendo con precaución, llegamos al Hotel Córdoba Center a las 19:45.
A las 22:00 del sábado, la cena de gala reglamentaria, con un menú que en nada envidiaba al de una bacanal romana. Después de los postres, el tradicional y divertido sorteo de cascos, ropa, antirrobos y artículos moteros, donados por BMW y sus concesionarios. Luego, para los más jóvenes y marchosos, música, baile y jolgorio, hasta las tantas de la madrugada.
El domingo por la mañana, desayuno en el hotel, abrazos, despedidas y regreso a Madrid, por la misma carretera que seguimos al venir.
Nuevamente, el tiempo era soleado y los paisajes tan espectaculares como siempre. Durante el viaje, por los intercomunicadores del casco, Julie y yo rememoramos las experiencias compartidas con nuestros amigos del Club BMW Touring de España, nuestro bonito país.
Texto: Fausto García
Fotos: Julie Ann Dyer y Fausto García